viernes, 5 de abril de 2013


CANALIZACIÓN DE VÍA VENOSA PERIFÉRICA: UNA TÉCNICA FRECUENTE EN URGENCIAS.

 
En Urgencias, la canalización de una vía venosa periférica es una técnica de práctica diaria. No hay día en que los enfermeros no tengamos que hacer alguna. Suele ser una técnica que todas las enfermeras y enfermeros con un mínimo de experiencia dominan y que se realiza de manera protocolizada y rutinaria.

La cateterización venosa es una técnica invasiva que permite disponer de una vía permanente de acceso al árbol vascular del paciente. Gracias a ella podemos realizar tratamientos por vía venosa de larga duración además de múltiples exploraciones y técnicas de diagnóstico y tratamiento.

La cateterización periférica se realiza con cánulas cortas semirrígidas de diferentes diámetros. Suelen estar hechas en teflón, lo que les permite ser muy bien toleradas por los tejidos. Su inconveniente principal es que vierten a venas con relativo poco flujo, lo que facilita la aparición de tromboflebitis al inyectarse por ellas soluciones concentradas o irritantes.

 



El problema aparece cuando encontramos dificultades para canalizar la VVP, bien sea no localizando ningún lugar para puncionar o por fallos repetidos en la punción. Esto, además de hacer perder bastante tiempo al enfermero, crea gran insatisfacción entre los pacientes por las molestias y el dolor causados y genera frustración a la profesional que está realizando la técnica, que normalmente suele recurrir a una compañera que a su vez ya se enfrenta a la técnica con gran tensión.

Consciente de que debía mejorar esta técnica elegí este servicio para realizar mis prácticas. Mi falta de experiencia en este procedimiento y mi inseguridad con el mismo, había llegado a preocuparme hasta la obsesión. Antes de llegar a este Servicio sólo había canalizado seis o siete vías. Lo había hecho casi siempre sintiéndome torpe, inseguro y falto de manos. No podía abarcar todos los materiales ni realizar a la vez todos los movimientos. Temía que mi inseguridad se transmitiera a los pacientes, cuando precisamente hay que tranquilizarles y conseguir que superen su miedo y su malestar.

Pero mis expectativas se han cumplido. En un solo día he canalizado más vías que en el resto de rotatorios de mi carrera. Observando a las enfermeras he conseguido perder el miedo y empiezo a sentirme seguro.

Dada la importancia y habitualidad de estas canalizaciones en el Servicio de Urgencias considero de interés explicar el procedimiento para una buena práctica.

X El enfermero debe informar al paciente de todo el procedimiento. Ello les da confianza en el enfermero y seguridad.

X  Preparar el material, que consiste en:

Batea.

Compresor.

Abocath

Guantes.

Gasas impregnadas de clorhexidina alcohólica. 

Tubos para obtención de muestras etiquetados.

Llave de tres pasos.

Jeringa estéril.

Ampolla de suero fisiológico.

Apósito estéril.

 X  Antes de canalizar la vía deberemos haber hecho un lavado de manos (jabón con antiséptico). Después nos pondremos guantes limpios.
 
 

X  Colocar el compresor en alguno de los brazos del paciente para dilatar la vena y palparla y verla con más facilidad. No hay que tensionar demasiado, puesto que puede obstruirse el flujo sanguíneo. Se puede constatar al palpar el pulso.

La palpación es la técnica de mayor valor, si se puede percibir, ubicar y definir el trayecto de la vena la inserción del catéter será un éxito. En caso de no palpar o visualizar la vena intentar realizar masaje en dirección al flujo sanguíneo e indicar al paciente que abra y cierre la mano, o directamente se busca otra vena ya sea en la misma extremidad o en la otra.

X  Impregnar la zona con clorhexidina alcohólica. Frotar el sitio de inserción del centro a la periferia por un lapso de 60 segundos y se deja actuar la solución por espacio de dos minutos, tras lo cual se retira el exceso. No utilizar alcohol después de aplicar solución de yodo, puesto que impide la actividad antiséptica residual del yodo.

X A continuación procederemos a la inserción del catéter de la siguiente forma:

S Puncionar la piel 1-2 cm por debajo del punto deseado. No intentar la punción de una vena más de dos veces ya sea por falta de experiencia, estado del enfermo o de la vena. Solicitar ayuda a otra persona.   

Se ha de evitar el uso de venas que han presentado flebitis así como puncionar las venas del brazo del lado de mastectomía o vaciamiento ganglionar. Tampoco deben realizarse venopunciones en miembros paréticos. 

S Visualizar el reflujo de sangre, progresar el catéter y retirar el compresor y el fiador aplicando presión sobre la punta del catéter. 

S Conectar una jeringa con SSF y comprobar la permeabilidad. 

X Fijar el catéter con el apósito estéril que permite ver el punto de punción y facilita la valoración (extravasación, flebitis, etc.). 

La canalización de VVP puede provocar una serie de inconvenientes o COMPLICACIONES EN EL PACIENTE: 

Flebitis: 

Consiste en la inflamación de una vena debido a una alteración del endotelio. Las plaquetas migran a la zona lesionada y alrededor de la punta del catéter comienza la formación de un trombo. La agregación plaquetaria origina la liberación de histamina, aumentando el flujo sanguíneo en la zona por vasodilatación. Los signos y síntomas característicos son: dolor moderado, enrojecimiento de la zona o el trayecto venoso, calor local, al palpar la vena tiene aspecto de cordón, puede aparecer fiebre. Su incidencia es de 30-35%. Las flebitis se presentan por tres tipos de causas: bacterianas, químicas y mecánicas. 

La flebitis bacteriana se presenta por presencia de microorganismos en la solución, contaminación del equipo durante la inserción, deficiencia en la técnica aséptica (lavado de manos y preparación de la piel) y ausencia o mala colocación del apósito. La flebitis química se debe a la irritación de la vena por soluciones ácidas, alcalinas o hipertónicas. La flebitis mecánica se relaciona con la infusión lenta, fijación inadecuada del catéter, el sitio de inserción (zonas de flexión, tortuosidad de la vena), calibre del catéter mayor al tamaño de la vena y lesión en la vena puncionada. 
 
 

Prevención de la flebitis:  

La identificación y el control de los factores de riesgo son la base para la prevención. Se debe contar con una guía de inserción del catéter venoso periférico y un programa de seguimiento de los catéteres que permita verificar el cumplimiento de los estándares definidos y la identificación temprana de complicaciones.

La flebitis química se previene mediante la utilización de de venas con buen flujo venoso para facilitar la hemodilución, diluir los medicamentos en 30-60 mL de solución e infundir en un tiempo de 30-60 minutos.

Extravasación:

La extravasación se define como la salida del líquido intravenoso hacia el espacio perivascular motivado por factores propios del vaso o accidentes derivados del desplazamiento de la cánula o catéter fuera de la venopunción.

Los tejidos circundantes en los que penetra el medicamento presentan una baja capacidad de neutralizar y diluir el mismo, lo que permite que la acción irritante persista causando lesiones de gravedad, dependiendo de las características del medicamento y la cantidad del fármaco extravasado.

Según la agresión tisular los medicamentos se clasifican en:
 

Vesicantes: los cuales frecuentemente se asocian con necrosis.

Irritantes: raramente son necrosantes.

No agresivos o lesivos. 

Los signos de extravasación están directamente relacionados con: 

Tipo de medicamento

Cantidad

Características del acceso venoso, tipo, calibre y ubicación

Temperatura

Tiempo de evolución de la extravasación

Concentración del medicamento

Diluyentes o viales

Factor goteo de la infusión. 

Prevención de la Extravasación: 

• Seguir estrictamente las normas de venopunción.

• No utilizar vías endovenosas ya existentes a no ser que nos aseguremos previamente de su correcto funcionamiento y permeabilidad.

• Realizar una nueva punción venosa para estar seguros de la inserción correcta del catéter.

• Seleccionar cuidadosamente las venas dístales permite sucesivas punciones, más que las venas principales.

• Evitar punciones en el área de la muñeca y los dedos.
 

En definitiva, estamos ante una técnica que el buen enfermero debe dominar. Espero que la práctica y la experiencia me den algún día la destreza y seguridad que observo en mis compañeros del Hospital.

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