Entre las técnicas que se realizan en Urgencias está
la punción lumbar, que es un procedimiento de diagnóstico y/o tratamiento realizado
por un médico ayudado por enfermero o enfermera.
El procedimiento consiste en introducir una aguja
hueca en el espacio subaracnoideo del área lumbar (parte inferior) de la
columna vertebral. El espacio subaracnoideo es el canal de la columna vertebral
que transporta el líquido cefalorraquídeo (LCR) entre el cerebro y la médula
espinal.
El LCR es el líquido que baña el cerebro y la médula
espinal y protege a ambos de lesiones exteriores gracias a su acción
amortiguadora. El líquido se produce y se reabsorbe en el cerebro de forma
continua. Está compuesto por células, agua, proteína, azúcares y otras
sustancias vitales que son esenciales para mantener el equilibrio en el sistema
nervioso.
La punción lumbar puede realizarse por
varios motivos. El motivo más frecuente es extraer una pequeña cantidad de LCR
para examinarlo y diagnosticar diversos trastornos. Se observa el aspecto
(transparencia y color) del LCR y se realiza un análisis para determinar la
cantidad de glóbulos rojos y blancos, proteínas, glucosa y detectar la
presencia de bacterias, virus o células anormales. En pacientes que presentan
una sobreproducción o una disminución en la absorción del LCR, puede extraerse
el exceso de líquido.
El procedimiento de punción lumbar puede ser útil para
diagnosticar diversas enfermedades y trastornos, como meningitis, algunos tipos
de cáncer que afectan a la médula espinal y al cerebro, encefalitis, síndrome
de Reye, mielitis, neurosífilis, síndrome de Guillain-Barré, enfermedades
desmielinizantes (enfermedades que atacan la capa protectora que rodea algunas
fibras nerviosas, por ejemplo, esclerosis múltiple o polineuropatía aguda
desmielinizante).
Pues
bien, A urgencias acudió una paciente por cefaleas, náuseas y vómitos,
sospechándose que tenía una meningitis. Para confirmar este diagnóstico hubo
que realizar una extracción de LCR, por lo que el médico le practicó una
punción lumbar. Desde que roté por paritorio no había visto realizar una, así
que me sirvió como recordatorio.
El
procedimiento debe realizarse de la siguiente forma:
El primer paso es
explicar a la paciente en qué consiste el procedimiento, lo que va a notar y
los riesgos que conlleva.
Se le pedirá que se quite la ropa,
joyas u otros objetos que puedan interferir con el procedimiento. Se le entregará
una bata para que se ponga y se le recordará que vacíe la vejiga antes de
comenzar el procedimiento.
La paciente debe estar sentada e inclinada
hacia delante, apoyándose, en este caso, en un auxiliar de enfermería, lo que
va a ayudar a disminuir su ansiedad. También puede realizarse con la paciente
en decúbito lateral al borde de una camilla, con el eje espinal paralelo al
suelo y la espalda perpendicular al mismo, intentando mantener las rodillas flexionadas
lo más cerca posible de la cara (postura fetal). La espalda debe estar algo
arqueada para ampliar los espacios intervertebrales.
La punción
lumbar es un procedimiento aséptico. Por lo tanto, el médico, una vez se ha
lavado y puesto los guantes estériles, pinta con solución yodada
(posteriormente con clorhexidina alcohólica) tanto la cresta ilíaca, que usa
como guía, como la zona aproximada de la punción realizando círculos
excéntricos.
Se localiza una
recta imaginaria que una ambas crestas ilíacas, hallándose su centro L3-L4. La
punción se realiza un espacio intervertebral más abajo (L4-L5). Tras la
anestesia superficial de este punto, necesaria para que la punción sea menos
dolorosa, se introduce el trócar con el bisel hacia arriba, paralelo al suelo y
en dirección al ombligo.
El
paciente debe permanecer completamente inmóvil mientras se le introduce la
aguja, para lo que se le pedirá su colaboración.
Una vez
consideramos que la punta está en el espacio intrarraquídeo, poco a poco el
médico va retirando el fiador hasta verificar que el líquido sale
correctamente. A continuación se recogen muestras LCR en los tres tubos estériles
(aproximadamente 2 ml por tubo). Si el médico necesita inyectar algún
medicamento en el conducto raquídeo, lo hará con la misma aguja después de la
extracción del LCR.
Para finalizar
la punción se introduce de nuevo el fiador en el trócar, se retiran ambos y se
presiona la zona con gasas estériles unos cinco minutos. Posteriormente se
limpia de nuevo con solución estéril y se deja tapado con el apósito.
La
paciente permanece en decúbito supino durante al menos dos horas después de la punción
y se le recomienda beber abundante líquido para rehidratarse después del
procedimiento. Esto reemplaza el LCR que se extrajo durante la punción raquídea
y reduce las posibilidades de que se produzca dolor de cabeza, de lo que se le
advertirá, así como de la necesidad de que avise si ello ocurre o si sufre
adormecimiento, sensación de hormigueo o mareos.
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