domingo, 14 de abril de 2013

Relación del enfermero con el paciente y su familia

Entró una paciente con dificultad respitratoria. Venía nerviosa, asustada, preocupada, con miedo. Tras la exploración (electro, auscultación por parte del médico, saturación de oxígeno, tensión arterial, y demás constantes)  se evidenció su ansiedad. el médico e indagó sus circunstancias y la medicación que estaba tomando. Por problemas de su hijo había olvidado tomarse la paroxetina durante los dos últimos días.
 
Recordé entonces la importancia de entablar una comunicación con el paciente, de preguntarle cómo se siente, de ayudarle a expresar sus sentimientos, a que se desahogue. Con ello se sentirá acompañado, olvidará su soledad y le ayudaremos a superar sus miedos. La relación con el paciente es el eje de los cuidados de enfermería.
 
 
 
El papel del enfermero en esta comunicación es fundamental. Es necesario que el enfermero transmita seguridad al paciente, que resuleva sus dudas y las de su familia. Al sentirse confiado su colaboración aumentará y su recuperación será más eficaz.  
 
Para conseguirlo empezaremos por informarles sobre lo que se le va a hacer y así disminuiremos su incertidumbre, su impaciencia, su ansiedad y su nerviosismo. Se sentirán atendidos por personas que se preocupan por el paciente y por su situación. La mentira debe excluirse, pues haría perder la confianza del paciente y su familia.
 
 
 
Estos miedos y dudas son comunes en casi todos los pacientes. Pero creo que en Urgencias es mucho más acusado que en otras áreas. El paciente y su familia están desorientados, asustados por no saber qué va a ocurrir, inseguros ante la situación que se les ha presentado de repente y porque, en la mayoría de los casos, desconocen el lugar y a los profesionales y trabajadores del mismo. En definitiva, no saben en qué manos están.
 
A diferencia de lo que ocurre en otras plantas o en los centros de salud, en Ugencias no hay tanto contacto con el paciente, debido a que en este Servicio el tiempo que pasa el enfermero con el paciente es mínimo, a veces unos minutos, mientras que en planta pueden ser días, semanas y hasta meses.
 
También es menor la presencia de los familiares, con lo que estoy de acuerdo, pues hay que evitar que el familiar dificulte o entorpezca el trabajo de los profesionales sanitarios. El enfermero tiene poco trato con las familias, pues ya desde el triaje se les prohíbe entrar con el paciente. Tiene que ser el médico quien determine cuál es el momento idóneo para que el familiar pueda acompañar al paciente o la situación que lo exija o permita (como en el caso de niños o discapacitados).
 
Pero, aun así, también aquí es necesario que se cree un vínculo de confianza entre el paciente, su familia y el enfermero. Éste deberá ser observador, receptivo, capaz de escuchar y de entender el lenguaje no verbal de los pacientes. Escuchando se establece una relación de confianza, ya que la persona que habla sse sentirá a gusto con quien le escucha y podrá descargar sus emociones y reducir su tensión.
 
Para una buena comunicación es imprescindible utilizar un lenguaje sencillo y apropiado para cada situación. No es lo mismo hablar con un niño que un adulto, no es igual hablar con una persona culta que con una persona de nivel sociocultural bajo. en cada caso hay que elegir las palabras más expresivas posibles que puedan ser entendidas por el paciente y/o su familia.
 
Y en todo caso, utilizar siempre la empatía. Ésta es mucho más que una habilidad; es una actitud, una forma de ser y de comportarse que se aprende con la práctica y con la voluntad y el convencimiento de que con ello ayudamos al paciente a mejorar, a curarse o a soportar mejor su enfermedad.
 
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. Hola German,
    Yo también creo que la confianza y la empatía son la base de toda relación terapeútica, y nosotros como enfermeros debebos de estar ahí, para dar los cuidados necesarios y nuestro apoyo al paciente o a la familia.

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