La sutura de heridas es una técnica que todo enfermero debe conocer, Con ella se protege la herida de agresiones externas, se aproximan los bordes haciendo la reepitelización más sencilla y se mejora el aspecto estético de la cicatriz.
Por primera vez he realizado dos suturas. Hasta ahora sólo había practicado en manitas de cerdo y muslos de pollo, por lo que esta experiencia ha sido un verdadero reto para mí.
El primer paciente al que hubo que suturar, de unos 70 años, acudió a Urgencias por tener una herida en la frente como consecuencia de la caída que había sufrido en el baño.
Antes de comenzar la sutura explicamos al paciente todo lo que se le iba a hacer. Con esto se consigue tranquilizarle y que confíe en nosotros como profesionales.
A continuación le llevamos a la sala de curas y le tumbamos en una camilla para que se sintiera más cómodo.
El siguiente paso consistió en anestesiar la zona de la herida con mepivacaína, que al principio le resultó molesto, pero necesario para disminuir el dolor durante la sutura. De ahí que sea importante hacerle saber lo que va a sentir para aliviar su ansiedad.
Le dimos cuatro puntos. Los dos primeros los dio el enfermero y los dos siguientes los di yo. De esta manera pude ver y recordar cómo se realiza esta técnica.
Me llamó mucho la atención que el enfermero cogiera el mandrín con los dedos para sacar la aguja y no utilizara el porta o las pinzas para sacar la aguja y tirar del hilo, corriendo el riesgo de pincharse más fácilmente. Por eso, cuando me tocó a mí dar los puntos consideré oportuno utilizar el portaagujas.
El segundo paciente al que tuvimos que suturar, de aproximadamente 40 años, se hizo la herida en el primer dedo de la mano izquierda. El paciente estaba muy nervioso porque nunca antes le habían dado puntos y temía que le doliera.
Al igual que en el caso anterior le informamos de lo que le íbamos a hacer, consiguiendo tranquilizarle. El primer punto lo dio la enfermera y los otros los dí yo.
Cuando terminamos de suturarle nos agradeció nuestra atención, lo que me hizo sentir orgulloso de esta profesión.
En esta técnica es muy importante que antes de suturar limpiemos bien la zona a anestesiar y, como siempre, procedamos al lavado de manos y utilización de guantes estériles. Con ello evitaremos infecciones y el resultado será más satisfactorio.
Para un resultado lo más óptimo posible es también necesario elegir adecuadamente la forma y el grosor de la aguja en función de tipo de herida y del lugar en que se sitúe, ya que en caso contrario se pueden debilitar las estructuras del tejido o dejar una cicatriz. Por tanto, debemos citar las indicaciones del grosor del hilo en función de su localización:
- Para la cara: 5-6/0.
- Para el cuero cabelludo: 2-3/0-
- Para tórax y espalda: 3-4/0.
- Para tejido celular subcutáneo: suturas reabsorbibles 3/0.
Como conclusión, diré que esta técnica, que en un primer momento puede parecer sencilla, no lo es tanto. Primero hay que saber elegir el material apropiado, tanto en lo que se refiere a las agujas como al hilo de sutura y las propias tijeras y pinzas. Por otra parte, hay que desinfectar correctamente para evitar infecciones y, sobre todo, hay que saber coser el tejido sin dañarlo y por los puntos correctos, para evitar queloides, o que no cierre bien, ya que hemos de procurar que en lo posible la cicatriz sea poco visible en el futuro, pues la estética es muy importante para los pacientes.
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