SONDA DE
ASPIRACIÓN NASOGÁSTRICA: UNA TÉCNICA POCO HABITUAL.
No
son muchas las oportunidades que tenemos los alumnos en prácticas de colocar
una SNG a un paciente. Por otros compañeros de curso y por los profesionales
con los que he tenido la suerte de compartir mis prácticas clínicas, sé que
muchos de ellos aún no han puesto ninguna, y el resto lo ha hecho en contadas ocasiones. Es alago que puede sorprender, teniendo en cuenta todos los años que
llevan trabajando. Por eso me siento afortunado en este rotatorio, ya que por segunda vez voy
a colocar una. Creo que el día que de nuevo se me presente la ocasión de
hacerlo no tendré problema para realizarlo correctamente.
La
primera vez que puse una SNG fue a una paciente oncológica y hasta el cuarto
intento no tuve éxito, pues al tener fuertes arcadas tiraba de la sonda y se la
quitaba.
Pero
en esta ocasión, en Urgencias, todo ha sido diferente. Se trataba de una
paciente con melenas, indicativo de que había presentado una HDA y había que
comprobar que no hubiera restos hemáticos en el estómago, por lo que el sondaje
estaba indicado. Para mi satisfacción lo conseguí a la primera.
Debo
destacar que el comportamiento de la paciente fue excepcional. Como ha de
hacerse siempre, para tranquilizarla y para su información le explicamos paso a
paso todo lo que se le iba a hacer, indicándole que su colaboración era muy
importante para la buena realización del procedimiento. Algo tan sencillo como
esto puede calmar la ansiedad del paciente y hay que poner especial interés en
transmitirle seguridad y confianza.
En
mi opinión, la clave de un buen sondaje reside en la rapidez con la que se
introduce la sonda, enfatizando el momento en que el paciente debe tragar, de
manera que el sondaje, al ser más rápido, resulta menos incómodo para el paciente.
Una
vez colocada la sonda la paciente siguió refiriendo náuseas y molestias en la
garganta, por lo que le dije que eran sensaciones normales en estos casos, quedándose tranquila.
Los
pasos a seguir en la colocación de una SNG son los siguientes:
1.Calcular la
longitud de la sonda.
Para
ello se coloca la SNG por fuera, dándole la curvatura aproximada de su
recorrido por nariz, faringe, esófago y estómago. Para un adulto, la longitud
habitual es de 50 cm.
2.Preparar la
sonda para la inserción.
Hay
que curvar ligeramente el extremo distal y lubricar unos 15 cm del mismo.
3. Introducir la
sonda a través de la nariz hacia la faringe.
Introducir
la sonda horizontalmente, para evitar que tropiece con los cornetes.
4. Empujar la
sonda hacia el esófago mientras el paciente traga.
5. Posición de la
sonda en el estómago.
Introducir
hasta la longitud marcada. Auscultar sobre el estómago mientras se inyectan 50
cc de aire por la sonda, para asegurarse de la posición intragástrica por el
sonido de borboteo característico. Una vez confirmada la posición aspirar el
contenido gástrico.
6. Sujetar la
sonda a la nariz con un esparadrapo.
La
colocación de la SNG, como he dicho, no es fácil y pueden surgir algunas
complicaciones. Las más frecuentes son:
1. Colocación en
árbol traqueobronquial con el consiguiente riesgo de iniciar alimentación
en bronquio. Esta circunstancia se puede dar en pacientes deprimidos con
reflejo de tos disminuido. Para prevenirlo podemos retirar la sonda, girarla
180º y volverla a insertar, mantener flexionado el cuello del paciente y cuando
sea posible, conseguir que el paciente trague durante la inserción ya que ello
da lugar a que la epiglotis cierre la laringe.
Esto fue
lo que me ocurrió mi primera vez y por eso tuve que intentarlo varias veces,
hasta que lo conseguí a la cuarta.
2. Broncoaspiración. Por disminución
de la competencia del esfínter esofágico inferior. Disminuiremos este riesgo
colocando al paciente sentado o semiincorporado y con la cabeza lateralizada.
3. Epistaxis. Laceración de
las mucosas por introducir la sonda con demasiada fuerza o por lubricación
inadecuada, por lo que deberemos insertar la sonda siguiendo un plano
horizontal, examinar la fosa nasal para comprobar que la permeabilidad es
adecuada antes de la inserción, e introducir la sonda con mucho cuidado y bien
lubricada.
4. Erosión esofágica. Por presión prolongada sobre la pared esofágica, ejercida por un tubo rígido o por reflujo gastroesofágico causado por la sonda al atravesar el esfínter esofágico inferior. Por ello, se debe retirar la sonda tan pronto como sea posible o, si se prevé una larga utilización, emplear una sonda más blanda.
5. Hemorragia
gástrica.
Succión excesiva sobre la mucosa gástrica. Para prevenirlo podemos utilizar un
aspirador intermitente para impedir una succión excesiva y el traumatismo de la
mucosa, y despegar periódicamente la posible adherencia a la mucosa, moviendo
ligeramente la sonda o inyectando agua.
6. Erosión
nasal. Presión
de la sonda sobre la aleta nasal, que evitaremos no sujetando el tubo con
esparadrapo a demasiada tensión sobre dicha aleta nasal.